Esta semana teníamos una ruta especial. Especial por cercana, por facilita y porque después nos reuníamos a comer en casa de unos amigos.
Y todo salió perfecto.
La ruta, por los alrededores de Chulilla, es bastante asequible. Unas buenas rampas de subida, con piedra suelta, pero que sin grandes dificultades, te permiten disfrutar de bonitas vistas de este pintoresco pueblo.
La primera meta, el mirador de la Cruz. Despues una bajada por pista y camino nos lleva hasta el pueblo, y el río Jucar. A su vera degustamos un escueto almuerzo. Unos espárragos después, empezamos a subir la segunda meta del día: El frailecico. Un picacho visible desde todos lados, y que presenta su cara mas agreste a los que lo miran desde el pueblo. Pero casi todas las montañas tienen un punto débil, y esta no iba a ser menos. Rodeándola por un costado, una canal bastante amena nos permitió subir hasta arriba. De nuevo las vistas impresionantes sobre el río Jucar y sus Hoces te hacen comprender porqué Chulilla es un lugar mágico para los amantes de la naturaleza.
Lastima que no pudiéramos visitar el conocido rincón del rio llamado Charco Azul, porque se encontraba inundado.
Esto nos permitió llegar con tiempo a casa de nuestros amigos Manolo y Begoña, que nos esperaban con una suculenta comida. Inauguraban su casa nueva y fue una delicia compartir con ellos la ilusión de enseñárnosla y degustar el arte de cocinera de Begoña. Como buenos "casi" vascos, nos deleitaron con especialidades de su tierra. Todo delicioso, tanto la comida como los postres y la compañía.
Gracias por vuestra amabilidad.
Un video con las demas fotos.
Y todo salió perfecto.
La ruta, por los alrededores de Chulilla, es bastante asequible. Unas buenas rampas de subida, con piedra suelta, pero que sin grandes dificultades, te permiten disfrutar de bonitas vistas de este pintoresco pueblo.
La primera meta, el mirador de la Cruz. Despues una bajada por pista y camino nos lleva hasta el pueblo, y el río Jucar. A su vera degustamos un escueto almuerzo. Unos espárragos después, empezamos a subir la segunda meta del día: El frailecico. Un picacho visible desde todos lados, y que presenta su cara mas agreste a los que lo miran desde el pueblo. Pero casi todas las montañas tienen un punto débil, y esta no iba a ser menos. Rodeándola por un costado, una canal bastante amena nos permitió subir hasta arriba. De nuevo las vistas impresionantes sobre el río Jucar y sus Hoces te hacen comprender porqué Chulilla es un lugar mágico para los amantes de la naturaleza.
Lastima que no pudiéramos visitar el conocido rincón del rio llamado Charco Azul, porque se encontraba inundado.
Esto nos permitió llegar con tiempo a casa de nuestros amigos Manolo y Begoña, que nos esperaban con una suculenta comida. Inauguraban su casa nueva y fue una delicia compartir con ellos la ilusión de enseñárnosla y degustar el arte de cocinera de Begoña. Como buenos "casi" vascos, nos deleitaron con especialidades de su tierra. Todo delicioso, tanto la comida como los postres y la compañía.
Gracias por vuestra amabilidad.
Un video con las demas fotos.