Segunda ruta por los Tatras. Etapa reina de nuestro viaje. Se trataban de 24 km y de subir hasta el pico
Rysy, el más alto de Polonia. Todo un reto para el que alguna nos estábamos preparadas. Así se lo dijimos a Valerian y él, muy gustosamente nos preparó una actividad alternativa que resultó todo un acierto.
Junto a otros 3 compañeros que por diversos motivos no podían hacer la ruta, nuestro chofer, Valerian 2º nos trasladó hasta un pequeño pueblo antes Szczawnica, en el parque Nacional de los Pieniny, donde disfrutamos de una mañana deliciosa y llena de sorpresas. La primera llegó cuando al llegar al embarcadero vimos el ambiente: Los barqueros iban vestidos con pintorescos chalecos y sombreros y las balsas…eran balsas de verdad!!! Relativamente modernizadas, ya que ahora ya no son 5 troncos ligados con cuerdas, pero el efecto es el mismo: Balsas de troncos deslizándose por un rio!!! Nos dio mucha risa ver el escenario de nuestra excursión, pero la verdad es que resulto de lo mas relajante. Se trata de un rio poco profundo y en el que las aguas discurren tranquilas. El único trabajo de los barqueros es dirigir un poco con unos palos largos, como en la Albufera de Valencia, las balsas para que no se dirigieran a las orillas. El trayecto es corto, de unos 15 km, y dura más o menos dos horas. En la orillas se ven ciclistas, senderistas y gente que hace paseos a caballo. Y por el rio, decenas de lanchas dejándose mecer por la calma del rio. Solo la amenaza de lluvia y el fresco que empezó a hacer, deslucieron el final de la mañana. Al llegar a nuestro destino, Szczawnica, nos encontramos con un encantador pueblo plenamente dedicado al turismo tanto de verano como de invierno. Después de comer, el autobús nos llevo a Lysa Polana, final de la ruta de montaña que nuestros compañeros habían empezado por la mañana. Llovió intensamente durante todo el trayecto. Pero esa es otra historia, la de la montaña.
Y ahora, de oídas, puedo contar algo de lo que vivieron los 11 valientes que se decidieron a subir al Rysy.
Salieron muy temprano, que la ruta era muy larga. Como ya nos habíamos quedado los que a priori íbamos peor, empezaron a caminar como alma que lleva el diablo. La mañana estaba algo nubosa, pero cambiaba a cada rato. Ahora sol, ahora nubes, ahora sol otra vez y luego niebla.
Por el valle Mengusovska subían muy animosos y como ocurre la alta montaña, al tomar altura la vegetación se termina y empiezan las pedreras. Esta tenía un desnivel especial: dura desde el principio. Los lagos, o Ibones, como se llaman en el Pirineo, iban quedándose atrás, dando al sensación de vértigo al ver el camino recorrido.Cerca del refugio vieron algo que nos parece inaudito hoy en día en un país europeo: porteadores que por un sueldo muy pequeño subian en la espalda los suministros que luego encontramos en los refugios. A llegar al mismo, una intensa niebla y el frio les obligo a tomar unas cafes o tés para recuperarse un poco.
Y después, el último asalto: casi trepando llegaron en menos de una hora hasta pico Rysy. Unas preciosas fotos prestadas por Valerian dan fe de lo felices que se sentían. En un momento dado, hasta aguanieve les caía.
Pero…..habia que bajar!!! Y ahora el reto sí era complicado: más de 300 metros de bajada colgados de cadenas. Y con la niebla y el agua, no tenían casi visibilidad. Con mucho cuidado y ayudándose entre todos, llegaron varias horas después hasta los lagos.
Las vistas de los mismos que llevaban rato ocultos por la niebla, cuando aparecieron fueron impresionantes. El primer lago, Czamy Staw pod Rysami, también conocido como el estanque Negro sobre Morskie Oko , es el primero que se encuentraron y en poco rato, llegaronn al Morskie Oko, el mayor lago de los Tatras. Desde allí, el valle Rybiego Potoku lucia en todo su esplendor.A estas horas ya habían tenido todas las estaciones del año en un mismo día y aun les quedaban 9 km hasta Lysa Polana, lugar donde nosotros, helados de frio, les estábamos esperando. En un arrebato, Pepe y Carmen decidieron caminar hacia atrás por el sendero para ir a su encuentro, pero la lluvia que caía en ese momento nos acobardó un poco y les esperamos en un bar donde una familia que había estado trabajando en Murcia nos atendió estupendamente.
Unas veces todos reunidos, nos contaron todo tipo de anécdotas de la durísima ruta que habían hecho y que les costó nada más y nada menos que 11 horas. La vuelta en el bus, mojados y cansados, se hizo larga. Solo la reconfortante ducha y la imprevisible cena les devolvió un poco de vidilla.
Aqui,el video de la subida la Rusy:Y aquí os dejo el video del paseo en balsa:
Nuestra aventura estaba resultando impresionante. Y aun nos quedaba otro dia mas de montaña.
3 comentarios:
Merche, me ha dado mucha alegría veros ahí a mis tres amigas, junto al río. La primera imagen con esos lagos parece el Pirineo; qué bonita. Y VAYA ESFUERZO LO QUE SUBIERON AL RYSY. LA ALTA MONTAÑA TIENE ESAS VIRTUDES, DONDE SE CONJUGAN EL RIESGO Y LOS IMPREVISTOS.
ABRAZOS,
Luis.
Vaya pasada!!!!
IM PRE SIO NAN TE !!!
Felicidades a tod@s.
Lo de aquí os va a parecer un paseo después de lo que habéis vivido.
Un abrazo.
¡Qué envidia! Vaya vacaciones... Me encanta!
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