Y luego una bajada hasta Liñares. Y una subida hasta el alto de
Después todo el camino transcurría por senderos preciosos. El rumor del agua se oía por todas partes. A veces pequeños arroyos cruzaban el camino. Grandes castaños y robles nos acompañaban. Algunos de tamaño realmente asombroso. Caminábamos a buen ritmo. Los tres íbamos muy animados, porque el día había salido soleado pero no muy caluroso y el silencio de las aldeas y campos nos dejaba la mente despejada, metiéndonos cada vez más en el espíritu de los peregrinos. Siempre nos pasa lo mismo. Empiezas a caminar con escepticismo, sin quitarte tus problemas de la cabeza. Pero al segundo día ya eres peregrino.
En Fonfria vemos de nuevo al grupo de gallegos. Fueron afectados por la reconversión industrial de Solchaga y como en Sagunto pasó lo mismo, se la tienen jurada al pobre S
Pasito a pasito nos acercamos a nuestro primer destino: Triacastela. Pero los chicos dicen que es demasiado temprano. Que podíamos seguir un poco más.
Nos reunimos. Y viendo el mapa y por lo que nos dijeron los demás, nos liamos la manta a la cabeza y decidimos seguir…¡¡¡ 13 Km. mas ¡!! Los mataré un día. Compramos atún, aceitunas, cervezas y c
Nada más coger el desvío nos disponemos a comer y buscamos una buena sombra. Un puente sobre un riachuelo nos gusta. La idea era refrescar un poco los pies, pero el agua estaba un poco inaccesible. Zarzas y ortigas rodeaban el puente y decidimos dejar lo del remojo de pies para otro rato. Pero el azar quiso otra cosa.
Después de los bocadillos tocaban las cerezas. Y al abrir la bolsa…¡¡zas!! La bolsa cayó al río. Miramos si se las llevaba la corriente, pero se quedaron paradas. Toda decidida y como me quería refrescar los pies, allá que fui. Aparté las zarzas y comprobé la solidez de un tronco para apoyarme y bajar. Y eso hice. Pero el tronco falló y baje como por un tobogán directamente al agua. Me hice varios arañazos en una pierna y pinchas por los brazos, pero nada grave. Lo peor estaba por venir. Ya no podía subir por el mismo sitio y el otro estaba lleno de ortigas. Nos pusimos hasta arriba de picaduras. Una vez que me ayudaron a subir nos partíamos de la risa. Había resultado muy divertido y es una pena que no tenga ninguna foto del momento glorioso en el que me caí a un río.
Recuperados comenzamos de nuevo la marcha. Nos esperaban 13 Km. Y la cosa no parecía fáci
Cuando llevábamos más o menos 7 de los 13 Km. extras el agotamiento era total. No había alber
La llegada a Calvor fue agónica. Íbamos literalmente reventados. Menos mal que era un remanso de paz.En el albergue no había nada, solo 8 peregrinos y al hospitalero. Eso si, mucho silencio y tranquilidad. Aprovechamos para lavar la ropa y descansar. Y después de todo, menos mal que no hicieron los bocadillos. Fue una cena frugal, pero al menos cenamos. Y otra cosa, a pesar de lo cansados que estábamos, Rafa y Javi se recorrieron 800 mt de ida y otras tantos de vuelta para…¡¡Tomar café!!
Como no, cuando volvieron ya había acabado con la ropa y dormía como una bendita. Ellos dicen que durmieron muy bien, y que este era un albergue de santos varones. Ni una cerveza ni una risa. Solo paz.
2 comentarios:
hola me encanta lo de los gallegos ,preo solo vivimos en galicia y solo uno de los cincos es gallelo el resto somos de otras provincias,de españa asturiaa,jaèn,madrid,el relato muy bueno,espero poder segir leyendo mas cosas del camino ,el papuchi
Hola Ppuchi. Lo de los gallegos es cariñosamente, para referisme a vosotros como grupo...
A ver si me animo y termino lo que me queda, que ya empeze a trabajar y tengo poco tiempo.
Saludos....
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