Día 28 Julio de 2007 - 6ª etapa
Torres del Río – Logroño
Esta etapa es la primera que hacemos como auténticos peregrinos. Dejamos el coche en Torres del Río y ya cargados con todo el peso de nuestras mochilas, salimos al camino. Nos da mucha risa ver a un peregrino (Carlos) con una bolsita en la que lleva medio melón. La lleva en una mano y para evitar que balancee, le pone la otra debajo. Solo de pensar hasta donde llegará con el medio melón nos partimos de risa.
Nos quedan 12 Km hasta Viana, pero estamos animados y vamos a buen paso. Es bonito ver amanecer en el Camino, y eso es algo de lo que hemos disfrutado casi todos los días.
En el camino hacia Viana vemos lo que parecen altares, cerca de ermitas, como para hacer misas de campaña. Nos reímos porque los llamo “altares de verano”, como los cines. Hoy tenemos la risa floja. Casi me “pise damunt” varias veces…¡¡cómo no!!
El paisaje es bonito, se mezclan campos de cultivo con bosques, valles y montañas.
La entrada a Viana es rara. Notamos que las entradas a estos pueblos más grandes no están muy cuidadas. Son caminos para tractores, y tienen mucha grava y polvo. Ademas hay que tener en cuenta que se entra por la parte más fea, es decir por los corrales y los almacenes.
En las carreteras ponen rotondas con césped y estatuas de diseño, pero el Camino…esa ya es otra historia.
Viana me sorprende por lo sucia y gris que está la Iglesia y todo el pueblo en general. Necesita una buena intervención para restaurar muchos edificios. Además seguimos con lo visto en otros pueblos, las iglesias, cerradas. Curiosa tumba de Cesar Borgia en el patio de la Igl. No sabía que hubiera muerto en estas tierras.
También en Viana vemos a una chica que conocimos en las primeras etapas. Tuvo que parar en Pamplona porque le picaron miles de mosquitos (u otros bichos) POBRE. Nos da mucha alegría verla. Nos dice que es de Valencia, del interior. Se llama Carmen, y yo la bautizo como Carmen, de Buñol. No sé por qué.
Nos salen las primeras ampollas en los pies y se nos hace difícil caminar. Hoy es el primer día que llevamos todo el peso, y se nota.
Rafa va delante y antes de Logroño vemos un observatorio de aves, Las Cañas. Hacemos un alto para verlas. Rafa por las aves, nosotras porque cualquier excusa es buena para descansar.
Ya no podemos más. Mari y yo nos ponemos las toallas a modo de capa para taparnos del sol y al ver nuestras sombras nos da un nuevo ataque de risa: parecemos el Zorro y Ala Triste, con capas, sombreros y el bastón a modo de espada.
Rafa ve de lejos como nos reímos y ya ni nos espera, pero como él lleva la botella de Acuarios fresquita, nos la deja a mitad de camino para que bebamos y de paso quitarse un peso.
Cuando llegamos a la botella, nuevas risas.
La entrada del Camino a Logroño también es rara. Pasamos por debajo de todos los cruces de carretera propios de la entrada de una ciudad. La vista a lo lejos no esta mal, porque se ve todo el valle del Ebro y esta bastante verde, pero la verdad es que se entra en Logroño por el peor barrio. De echo, no se si es aquí donde vemos una calle que se llama Barrio Bajero.
Además vemos unos carteles que nos anuncian que la hija de Felisa atiende a los peregrinos. Al parecer su madre se hizo muy popular dando agua a los peregrinos a la entrada en la ciudad, pero la hija se limita a “vender” el cuño a gritos… ¡¡peligrims, stamp!! Raro.
Al entrar en la ciudad, por el cementerio, notamos las diferencias con Pamplona. Menos señales, y menos ambiente jacobeo. Hay un monumento al peregrino, pero eso es casi todo.
Llegamos a la entrada del albergue y como habíamos madrugado mucho creíamos ser de los primeros…pero hay cola!! Esperamos casi una hora en la calle, pero hay mucho compañerismo y alegria.
Allí nos informan de las normas de los albergues. Conocemos a 4 chicas de Valencia, muy dispuestas ellas, que nos ponen al día de los cotilleos.
Comemos en un bar recomendado por el albergue, El Moderno. Allí, en una mesa cercana vemos al grupo “guay”, los que cada día van mas o menos juntos y que ya habíamos visto antes. Ya hablare de ellos.
El albergue de Logroño está muy bien. Parece un hotel.
Nos aseamos y colocamos las cosas en nuestra litera. Debajo de Mari está una chica oriental que hemos visto durante la etapa en malas condiciones. Tiene los pies fatal.
Nosotros no estamos mejor. Visitamos el centro de salud para ver si le curan las ampollas a Mari. Nos dicen que solo se curan si dejas de caminar. Menuda ayuda….
Luego vienen Uchi, Javi y las nenas, que han ido a Burgos!! a llevarnos el coche. Menudo puntazo. No conozco a nadie que hubiera hecho tal cosa.
Las nenas pasan un rato muy entretenido con nosotros, y nos despedimos de ellas con mucha pena. Las vamos a echar de menos
El albergue tiene un patio que le da mucha vida. Cenamos en la cocina muy bien equipada que tiene y allí vemos de nuevo a la coreana, que es muy meticulosa en su cuidado. La verdad es que no sabemos si podrá continuar.
Estas son nuestras camas, de lo mas glamurosas....
Vemos, oímos, nos reimos y descansamos. Ha sido un buen día.
Torres del Río – Logroño
Esta etapa es la primera que hacemos como auténticos peregrinos. Dejamos el coche en Torres del Río y ya cargados con todo el peso de nuestras mochilas, salimos al camino. Nos da mucha risa ver a un peregrino (Carlos) con una bolsita en la que lleva medio melón. La lleva en una mano y para evitar que balancee, le pone la otra debajo. Solo de pensar hasta donde llegará con el medio melón nos partimos de risa.
Nos quedan 12 Km hasta Viana, pero estamos animados y vamos a buen paso. Es bonito ver amanecer en el Camino, y eso es algo de lo que hemos disfrutado casi todos los días.
En el camino hacia Viana vemos lo que parecen altares, cerca de ermitas, como para hacer misas de campaña. Nos reímos porque los llamo “altares de verano”, como los cines. Hoy tenemos la risa floja. Casi me “pise damunt” varias veces…¡¡cómo no!!
El paisaje es bonito, se mezclan campos de cultivo con bosques, valles y montañas.
La entrada a Viana es rara. Notamos que las entradas a estos pueblos más grandes no están muy cuidadas. Son caminos para tractores, y tienen mucha grava y polvo. Ademas hay que tener en cuenta que se entra por la parte más fea, es decir por los corrales y los almacenes.
En las carreteras ponen rotondas con césped y estatuas de diseño, pero el Camino…esa ya es otra historia.
Viana me sorprende por lo sucia y gris que está la Iglesia y todo el pueblo en general. Necesita una buena intervención para restaurar muchos edificios. Además seguimos con lo visto en otros pueblos, las iglesias, cerradas. Curiosa tumba de Cesar Borgia en el patio de la Igl. No sabía que hubiera muerto en estas tierras.
También en Viana vemos a una chica que conocimos en las primeras etapas. Tuvo que parar en Pamplona porque le picaron miles de mosquitos (u otros bichos) POBRE. Nos da mucha alegría verla. Nos dice que es de Valencia, del interior. Se llama Carmen, y yo la bautizo como Carmen, de Buñol. No sé por qué.
Nos salen las primeras ampollas en los pies y se nos hace difícil caminar. Hoy es el primer día que llevamos todo el peso, y se nota.
Rafa va delante y antes de Logroño vemos un observatorio de aves, Las Cañas. Hacemos un alto para verlas. Rafa por las aves, nosotras porque cualquier excusa es buena para descansar.
Ya no podemos más. Mari y yo nos ponemos las toallas a modo de capa para taparnos del sol y al ver nuestras sombras nos da un nuevo ataque de risa: parecemos el Zorro y Ala Triste, con capas, sombreros y el bastón a modo de espada.
Rafa ve de lejos como nos reímos y ya ni nos espera, pero como él lleva la botella de Acuarios fresquita, nos la deja a mitad de camino para que bebamos y de paso quitarse un peso.
Cuando llegamos a la botella, nuevas risas.
La entrada del Camino a Logroño también es rara. Pasamos por debajo de todos los cruces de carretera propios de la entrada de una ciudad. La vista a lo lejos no esta mal, porque se ve todo el valle del Ebro y esta bastante verde, pero la verdad es que se entra en Logroño por el peor barrio. De echo, no se si es aquí donde vemos una calle que se llama Barrio Bajero.
Además vemos unos carteles que nos anuncian que la hija de Felisa atiende a los peregrinos. Al parecer su madre se hizo muy popular dando agua a los peregrinos a la entrada en la ciudad, pero la hija se limita a “vender” el cuño a gritos… ¡¡peligrims, stamp!! Raro.
Al entrar en la ciudad, por el cementerio, notamos las diferencias con Pamplona. Menos señales, y menos ambiente jacobeo. Hay un monumento al peregrino, pero eso es casi todo.
Llegamos a la entrada del albergue y como habíamos madrugado mucho creíamos ser de los primeros…pero hay cola!! Esperamos casi una hora en la calle, pero hay mucho compañerismo y alegria.
Allí nos informan de las normas de los albergues. Conocemos a 4 chicas de Valencia, muy dispuestas ellas, que nos ponen al día de los cotilleos.
Comemos en un bar recomendado por el albergue, El Moderno. Allí, en una mesa cercana vemos al grupo “guay”, los que cada día van mas o menos juntos y que ya habíamos visto antes. Ya hablare de ellos.
El albergue de Logroño está muy bien. Parece un hotel.
Nos aseamos y colocamos las cosas en nuestra litera. Debajo de Mari está una chica oriental que hemos visto durante la etapa en malas condiciones. Tiene los pies fatal.
Nosotros no estamos mejor. Visitamos el centro de salud para ver si le curan las ampollas a Mari. Nos dicen que solo se curan si dejas de caminar. Menuda ayuda….
Luego vienen Uchi, Javi y las nenas, que han ido a Burgos!! a llevarnos el coche. Menudo puntazo. No conozco a nadie que hubiera hecho tal cosa.
Las nenas pasan un rato muy entretenido con nosotros, y nos despedimos de ellas con mucha pena. Las vamos a echar de menos
El albergue tiene un patio que le da mucha vida. Cenamos en la cocina muy bien equipada que tiene y allí vemos de nuevo a la coreana, que es muy meticulosa en su cuidado. La verdad es que no sabemos si podrá continuar.
Estas son nuestras camas, de lo mas glamurosas....
Vemos, oímos, nos reimos y descansamos. Ha sido un buen día.
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