En una temporada muy irregular por mi parte, el “Boss” de
Rocacoscollá, Jose Manuel, tuvo el
detalle de programar una ruta para final de año muy divertida, fácil y
familiar. No pude negarme y removí turnos y planillas poder acudir.
Valió la pena. Una vez más.
Siempre vale la pena, pero cuando sales a la montaña con este grupo de
gente estupenda, además de disfrutar de la naturaleza, recuperas la fe en el
ser humano. Pedazos de amigos que son
todos!!!
La ruta era desconocida para todos, aunque teníamos buenas
referencias. A mí me la habían recomendado varias veces. Llegar hasta Villel se
convirtió en una pequeña odisea. Porque entre cafés, carretera, mas café, visitas
al taller para cambiar una rueda algo averiada, y el frio amanecer de Teruel,
llegamos algo entumecidos.
Pero una vez en marcha, todo fue sobre ruedas. Hasta el
almuerzo, que se hizo a su hora correspondiente, a las 10…¡¡¡Aunque apenas habíamos
andado 2 km!!! Los almuerzos navideños, además,
son abundantes en calorías, así que a partir del Santuario de la Fuensanta ,
caminamos con una alegría nada habitual.
El sendero está perfectamente marcado y acondicionado, por lo que no cuesta
nada seguirlo. En poco rato llegamos hasta un embalse que nos ofreció unas fotos estupendas,
porque el agua estaba muy quieta y el reflejo del precioso sol de un azul
intenso hacia el efecto de espejo perfectamente. Hasta que a nuestro amigo Paco
se le ocurrió tirar piedrecitas…..haciendo ondas…y a Fernando tirar pedruscos,
haciendo olas….Fue un rato divertido.
El camino continua hasta el estrecho barranco de los
Trancos. Recorrerlo es fácil y divertido porque está perfectamente acondicionado.
Fotos y risas en todo el recorrido.
La verdad es que se
trata de una ruta sencilla, ideal para hacer en familia. De la comida de
hermanad de la que “disfrutamos” en Villel, mejor no decimos nada. Glups.
Feliz Año Senderista Nuevo.