martes, 10 de agosto de 2010

Cantabria y Los Picos de Europa

Unos días en Cantabria. Unos días para descubrir un paisaje de ensueño, unos pueblos con historia, unas casas con señorío, unas gentes amables y un clima para descansar. Todo nos ha gustado, pero quiero resaltar algunas cosas.
Ante todo, dar las gracias a la pareja propietaria de La Posada de Cabarceno. Se trata de un hotel rural en el pequeño pueblo del mismo nombre. Su localización, en la entrada del Parque de la Naturaleza, puede dar pie a pensar que se trata de un lugar de paso y no darle mayor importancia. Pero todo en él es perfecto. El huerto-jardín, la terraza, la sala, los dormitorios, las vistas...etc. Y sobre todo, como trata esta pareja a sus huéspedes. Te sientes como en casa. Te hacen sentir como en casa. Sin dejar de lado los esplendidos desayunos que te encuentras después de haber dormido en un lugar donde reina el silencio y el frescor de las montañas. Todo esto, a un paso de todo. Gracias, José Manuel y Emilia.
Desde allí hemos visitado la zona, El palacio de Elsedo, Lierganes, Puente Viesgo y sus cuevas del Castillo (más vistosas que la réplica de Altamira) y casi tan importantes como esta. Santillana del Mar y el museo Altamira me han decepcionado bastante. El pueblo por cómo está siendo utilizado. Está lleno de tienduchas de regalos para turistas que afean muchísimo las preciosas calles y fachadas. Una pena. Y el museo, por eso, por ser un museo. Por no haber conseguido trasmitir la sensación de cueva, el olor de la humedad, la claustrofobia de los techos bajos ni el miedo que debieron de sentir los hombres que pintaron esas maravillas que ahora podemos ver en una réplica. Un fiasco.
Después, lo tradicional: Comillas, una ciudad muy bonita y cuidada con impresionantes vistas donde no te sientes agobiado y puedes pasear con comodidad por sus calles. Y San Vicente de la Barquera, pueblo marinero que también ha mantenido su imagen y cometido: comer bien.
Para no olvidar nuestro espíritu senderista, no podíamos perdernos otro lugar mítico del norte. Nos desplazamos hasta Asturias para recorrer la Senda del Cares. Un lugar famoso en todo el mundo por su belleza y que como decía una amigo mío: hay tanta gente que hacen falta semáforos para regular la circulación! Aún así, vale la pena conocerla. Sobre todo, la llegada a Caín y si alguien se atreve, llegar a Posada de Valdeón. Dormir en el corazón de los Picos de Europa, viendo esas montañas tan impresionantes desde tu habitación, no tiene precio. Ya de vuelta de la Senda del Cares, subimos en el funicular de Bulnes y bajamos por un tramo de la Ruta de la Reconquista, desde Bulnes a Poncebos. Esta ruta es más de nuestro estilo, con un sendero que zigzaguea montaña abajo, asomándose a los precipicios y dando sensación de libertad. La ruta sigue hasta los lagos de Covadonga y la dificultad debe de ser parecida a su belleza.
De vuelta a Cantabria, una visita a otra cueva, la del Soplao. Una antigua mina en la que descubrieron por casualidad una enorme cavidad llena de estalactitas y estalagmitas que nos dejaron realmente impresionados. Recomiendo que nadie que viaje a Cantabria se las pierda. Y no solo por las formaciones geologías tan espectaculares, sino porque se trata de un museo de la minería, donde se puede ver y sentir como trabajan los mineros.
Y solo nos faltaba una vuelta por Santander. La luminosa ciudad del Cantábrico elegida por las clases más influyentes para veranear. No me extraña. Es una ciudad para vivir bien, para disfrutar del mar y de la buena comida. Y eso hemos hecho. Llenarnos los ojos de luz, de montañas, de frescor y de descanso.


Parque de Cabarceno

lunes, 2 de agosto de 2010

Castielfabid - Río Ebrón

Para celebrar el cumpleaños de las jovenes senderistas Marina e Irene, las mas juniors de todas, nos hemos ido a pasar el fin de semana a Castielfabid, pequeño pueblo del rincon de Ademuz. Desde que hace unas semanas estuvimos alli recorriendo los estrechos del Río Ebrón lo tenia claro: esta ruta era ideal para las niñas. Y no que equivoqué...han disfrutado a tope.
Habia menos agua que la vez anterior, pero la suficiente para que tuvieramos que cruzar el río varias veces haciendo las delicias de pequeños y mayores. Cada rincón y cada cascada es digno de visitar una y varias veces. Cada vez les ves algo diferente. Lastima que el calor propio de la epoca nos ha impedido teminar la ruta. Hemos llegado hasta el puente de la Fonseca y para aliviar el calor nos hemos bañado en la zona que hay debajo del mismo. Nos es una zona fácil de acceder, pero al menos nos ha servido para refrescarnos en las frias aguas del río.
La vuelta ha sido mas rapida y con mas baños en la zona de los Estrechos.
Hemos comido en Los Chorros y desde alli nos hemos ido al albergue.
La sorpresa ha sido de lo mas agradable al descubrir que este albergue en mucho mas que eso. Es un pequeño hotel rural que ademas de habitaciones dobles tiene para alojar grupos como nosotros en habitaciones con literas. Está muy bien de precio y a los niños les encanta el hecho de dormir todos juntos y reir hasta altas horas de la madrugada. El Albergue "Los Centenares" esta a la entrada del pueblo y lo recomiendo de muy buen agrado. Nos han atendido estupendamente y el sitio es ideal para los niños y para personas con ganas de relajarse. Dejo su telefono, por si alguien quiere ir.  Tno. 978 783504.
La cena y el desayuno han sido estupendos y ya descansados nos hemos ido a ver el final de la ruta que no terminamos el día anterior.
En coche y por un camino de cabras hemos llegado hasta Tormón, pueblo donde está la cascada de Calincanto, paraje muy bonito que se merece una visita y proporciona una rato de relajación.
Luego una visita a Camarena de la Sierra para comer y que las niñas terminen el "finde" en un sitio que les encanta, la Tirolina.
Eso es todo amigos.
Aqui, El video de la ruta...