lunes, 29 de junio de 2009

Día 19 de Junio – Villafranca del Bierzo – O Cebreiro

El albergue despierta temprano. Y nosotros no vamos a ser menos. Es curioso, los vascos de la tarde anterior, ahora se quejan de que no pueden dormir. Ya les vale. Nos aseamos y al Camino. La salida es por la calle del Agua, una calle muy antigua de grandes casonas. En seguida un puente nos saca del pueblo y bordeando el río Valcarce empezamos nuestra etapa del día. Las obras de la autovía han dejado la N-6 como carretera local y un andadero para los peregrinos. No es muy estético pero si es muy seguro. Además, el río se va oyendo constantemente. El agua va encajonada por el estrecho paso de las montañas y se oye con mucha fuerza. La naturaleza exhibe un esplendor emocionante. Venimos de Castilla y León y la diferencia es inmensa.
En poco rato llegamos a Pereje. La mañana es fresca y no tenemos problemas, por lo que vamos muy rápidos. Desayuno completo en un pueblo muy bonito. De nuevo rodeados de montañas, árboles y el río, seguimos marcha. Al pasar por Trabadelo unos castaños preciosos nos reciben en la entrada. También hay cerezos enormes. Pero tienen trampa: son silvestres y las cerezas estas muy agrias. Lo digo por experiencia, jeje Pasamos rápidos por aquí.
Los pueblos ya son gallegos 100%. Pero aún no son tan rurales. Se nota que por esta zona pasaba una carretera nacional y hay muchos servicios.
A esta altura conocemos a un señor de Frómista que tiene ¡¡ 83 ¡! años y que ha hecho el Camino 16 veces. Nos quedamos impresionados por su fortaleza y lucidez. Hace etapas cortas y dice que cree que es la última vez que lo hace, que sus hijos ya no quieren que se vaya solo. No creo que tuviera una muerte más feliz que siendo peregrino. Se quedó en Vega de Valcarce.
A la salida de Vega vimos en lo alto su castillo, pero no nos desviamos para visitarlo. Nos quedaba mucho que subir aún. Al paso por Ruitelan nos dio un poco de vertido ver los viaductos de la autovía. Altísimos.
En todo el camino vimos muchos animales variados: gallos, ardillas, caballos, vacas, cerditos y muchos gatos. A Rafa le encantan y no deja de mirarlos.
A buen paso llegamos a Las Ferrerias y a Hospital. Aquí decidimos almorzar los bocadillos que llevábamos. En una zona de descanso muy bonita y con una espectacular acequia nos damos un buen remojón. El agua estaba helada, pero nuestros pies recalentados lo agradecen. Javi y yo ya tenemos las primeras ampollas y nos curamos con mimo porque nos queda lo peor. No hemos tenido suerte esta vez, los primeros Kms. y ya vamos mal.
Nada mas salir de Hospital empieza la gran subida. Es por una carretera y hace calor. Menos mal que la sombra de los árboles alivia un poco. El desvío a La Faba nos descansa porque empieza bajando y por sombra, pero es una trampa. Enseguida empieza a subir de nuevo.
Llevamos 24.5 Km. y yo voy descompuesta. Calor y cansancio. Pido una reunión urgente con los chicos para intentar que nos quedemos en La Faba. No quieren ni oírme. Me quitan la mochila, me meten la cabeza en una fuente y me obligan beber Acuarius. Y me dicen que ni por asomo nos vamos a quedar allí.
Rafa lleva mi mochila unos 100 mts, pero en un momento de descuido Javi se la quita y sale muy rápido. No se como puede ir con 2 mochilas pesadísimas, andar deprisa y subir tamaña cuesta. Rafa se queda conmigo y me va animando.
Es aquí donde vemos un lagarto enorme. Lo tenía en mis pies y no lo había visto. Esta subida es una autentica tortura. El sol daba de pleno, eran las 2 de la tarde y aquello no se acababa. En un pequeño llano y a la sombra de un castaño Javi nos estaba esperando. Estaba agotado. Descansamos un poco y ya cogí yo mi mochila. Más de 2 Kms. me la había llevado.
A partir de aquí el camino era más llevadero. A lo lejos veíamos una gran nube de niebla que iba pasando por encima de O Cebreiro. Corría por la montaña como si tuviera vida. Era impresionante.
A las14.30 entramos en Galicia. Un poste indicador nos da la bienvenida. Aprovechamos para hacer unas fotos ya que el paisaje que estábamos dejando atrás era espectacular.
Animados porque ya quedaba poco, los últimos metros los hicimos rápidos.
Y había valido la pena subir hasta allí. Les agradezco de veras que no me hicieran caso. O Cebreiro es muy bonito. Un poco comercializado, turístico etc. Pero si consigues verlo con ojos de peregrino y ver la antigüedad del lugar, sus casas típicas: las pallozas, las vistas y la compañía de otras personas que han sufrido para subir hasta allí, se puede disfrutar del sitio mágico que todo el mundo dice que es.
El albergue es nuevo y con nuevas normas con respecto a los que habíamos dejado atrás. La Xunta ha creado una red de albergues muy nuevos, muy baratos y con un juego de sabanas desechables para cada uno. Es de agradecer. Eso si, a cambio están un poco pelados los baños y mas aún las cocinas. Supongo que será para que usemos los restaurantes, que también tienen que vivir.
Visita obligada al mini- pueblo. Al entrar en la iglesia nos sorprende que haya tanta gente y que los fieles estén oyendo un sermón en una pantalla de TV, como los partidos de futbol. Nos da mucha risa y nos salimos de la misma. Las nuevas tecnologías han llegado a la iglesia. Después nos entramos de la verdad: era un congreso de sacerdotes.
Como estamos tan cansados decidimos cenar pronto. Allí volvemos a ver al matrimonio de Mislata, Mª Jose y Manolo. Ya se entabla una conversación mas fluida y amistosa. Les decimos que visiten la palloza que hay como museo ya que es muy llamativa. Le tenemos envidia al trabajador que esta allí todo el día para enseñar esta casita. ¡¡Que morro!!
En la puerta del albergue conocemos a unos grupos de gallegos, de Burela, muy majos y simpáticos. Se llaman José y su hijo Iván, al que llevan engañado. Le dicen que van a hacer etapas fáciles y lo tiene fundido. Luis, al que todos llaman “Papuchi”, Javi y Oscar. Hay más gente y cada uno cuenta sus experiencias. Estos ratos de charla son lo mejor del Camino
Después de la cena en el Mesón Carolo, normalita, por cierto, la niebla lo cubre todo. Y la temperatura ha bajado bastante. Nos refugiamos en el albergue y cada unos hace lo que puede: Rafa y Javi oír música y yo leer. Nos dormimos como marmotas.
A las 2 de la madrugada me levanto al baño y veo a una pareja que esta sacando sus colchones al pasillo. Dicen que les molestan los ronquidos. Que finos. Por la mañana había tres. Dos de ellos eran los que estaban encima de Rafa y de Javi. Jejeje…en la segunda noche ya han echado a 3 de la habitación.

1 comentario:

José Manuel dijo...

Vaya Merche.
Que bonita es Galicia, sobretodo O Cebreiro.
Tenias razon, las etapas que hicimos con vosotros eran muy feas, sobretodo en comparación a estas, que preciosidad.

Un saludo