jueves, 15 de abril de 2010

Caldas de Reis- Padrón

Hoy tenemos una baja. Yo he dormido como una marmota, y eso me ha impedido que me enterara de la noche de movida. Carmen ha estado enferma toda la noche. La cena fue muy fuerte y se ha puesto con gastroenteritis. Con pesar de todos, decide quedarse y cuando este mejor, ir en coche hasta Padrón. Menos mal que teníamos el piso en vez del albergue!!! Así se ha podido quedar cómodamente en la cama. Nos vamos con un poco de pesar, pero es lo mejor para ella. Desayunamos y después de recoger todo, salimos a la calle. Caldas es un pueblo muy bonito, en cierto modo señorial, ya que al tener antiguos balnearios, fue lugar de descanso de gente de prestigio. Es más, su segundo nombre es debido a que Doña Urraca de Castilla y León iba a tomar las aguas y allí nació el futuro rey Alfonso VII.
Lo dejamos atrás pasando por una bonita capilla y después de cruzar la carretera no metemos en el Camino. Y es un día espectacular para caminar. El sol empieza a salir a través de los arboles, filtrando la luz, dejando entrever que la etapa va a ser como en los viejos tiempos. Senderos cuidados y bosques espesos. Es una pena que Carmen se haya perdido esta mañana.
Casi sin darnos cuenta llegamos a Sta Mariña de Carracedo. Se trata de una pequeña localidad, muy dispersa, y lo único que el peregrino ve es la iglesia y su entorno, que tiene la estampa muy gallega, muy rural.
Y enseguida, de nuevo el bosque. Es muy curioso cómo pasan los Km. Como nos deslizamos por los caminos en un lento discurrir, admirando los colores de la naturaleza, aislados entre la N-550, que sabemos cerca, las carreteras comarcales y las vías del tren. Sin embargo, no ves nada, solo el bosque.
Rafa y yo nos hemos quedado un poco retrasados. Eso nos anima a charlar, a reír y a inventar historias de otros peregrinos, como la vida que nos imaginamos sobre una pareja mayor que camina sin una sola mochila, solo una pequeña botella de agua que llevan en la mano, y una joven sudamericana que los acompaña. Ya vemos que son empresarios, que hacen el Camino por una promesa de la señora, pero que llevan a una empleada para que les quite las piedras del camino, les busque mesa en los bares y le ponga la sombrilla cuando haga calor. Además, deben de llevar un chofer que los llevará a un parador cuando se cansen de andar. Cualquier parecido con la realidad seguramente será una casualidad, pero pasamos toda la etapa con estas especulaciones y nos reímos muchísimo.
Los demás van delante, y casi no podemos charlar con ellos durante un buen rato, pero en un cruce de caminos nos esperan y, OH sorpresa!! Están detenidos por la Policía Local y además hay un coche de Protección Civil. ¿¿Qué habrán hecho, me pregunto mientras nos acercamos?? Pero la realidad es bien diferente….no voy a tener que pagar rescate por ellos, porque se trata solo de un control de peregrinos (me parece muy bien) y no solo nos cuñan las credenciales sino que están en animada charla con todos. Además nos dicen que solo nos faltan 7 Km para Padrón. No nos cuadra mucho con nuestras cuentas y mis amigos dicen que debe de ser verdad, porque son policías y no se van a equivocar en eso, a lo que yo respondo que sí son policías, pero también son gallegos, y ya sabemos que el gen de la distancia lo tienen un poco extraño. Se trata solo de una broma, pero nos reímos otro rato.
De pronto nos damos cuenta de que ya estamos en San Miguel de Valga y pensamos que quizás sí, que nos queda poco para llegar. Vemos a gente conocida de otros días, como un señor que debe de trabajar para la Xunta y que cuida los detalles de los albergues y del Camino, porque ya nos saluda con afecto.
Llamamos a Carmen para ver como se encuentra y nos dice que está mejor. Quedamos con ella en Padrón, para ver si podemos comer juntos. Ya estamos en Puentecesures y realmente nos queda poco. Después de cruzar el famoso puente romano, nos dirigimos hacia Padrón caminando al lado del rio Sar. Vemos patos típicos de la Albufera de Valencia, como los collvert, preciosos patos de cuello verde. Vamos animados porque la ruta ha sido muy bonita y vamos a llegar a una hora razonable para poder instalarnos y comer. Al llegar a la Fuente del Carmen, enfilamos una cuesta muy pronunciada que sube hasta el convento del mismo nombre, que está en un alto que domina todo el valle y a mitad de la misma se encuentra el albergue. Se trata de una antigua casona rehabilitada y han conseguido un albergue muy acogedor. Ocupamos nuestras literas y nos disponemos a encontrar un local que a Jose le han recomendado para degustar la tortilla de patatas, los pimientos de padrón y el pulpo. Por las señas que nos han dado y preguntado, encontramos el bar. Se trata de Os Carrisos, una antigua taberna donde degustamos las especialidades de la casa. Mientras, Carmen que ha venido en el coche, ya está con nosotros y más recuperada. Pero ya había dicho el día anterior que estábamos un poco gafados. Ahora es Mari la que se encuentra mal. Ha estado con dolor abdominal todo el día, pero con el amor propio que tiene no se ha quejado y ha llegado al final, pero a la hora de comer se ha derrumbado. Se ha mareado y solo el salir a la calle a tomar un poco el aire la ha recuperado un poco. Casi no come nada, pero un buen descanso le sienta bien. Los demás comemos con el corazón partido. El pulpo está muy bueno, pero la tortilla es de otro estilo a las valencianas y no nos gusta mucho. Además, no hay pimientos de padrón. No es la temporada. Una pena. A pesar de todo, estamos a gusto.
Después comer, Miguel y yo nos vamos a por los coches y los demás se van a descansar. Volvemos pronto y después de las duchas y demás, nos dedicamos a dar un paseo por Padrón. Mary está muy recuperada y salimos todos juntos. Subimos hasta el Monte Santiaguiño, donde según la tradición Jacobea predicó el Apóstol. Un lugar muy pintoresco donde pasamos un buen rato. Despues visitamos la iglesia de Santiago, donde se encuentra el Pedrón, poste romano que da nombre a la ciudad. Es muy curiosa su leyenda. Dejo al interés de cada uno informase de la misma. Yo soy demasiado escéptica para describirla de un modo creíble. Después, paseamos por el pueblo, vemos el Pazo do Quito, una casa particular de mucho abolengo, pero que no podemos visitar. Y vemos un bonito jardín botánico, con dos enormes secuoyas que destacan sobre los demás arboles debido precisamente por su diferencia. Y desde allí nos acercamos a la casa de Rosalía de Castro. Un bonito pazo recuperado como sala de exposiciones y como recuerdo de la vida de los burgueses del siglo pasado.
Y ya, en tranquila charla y con un vientecillo que nos deja un poco helados, volvemos al albergue donde nos hacemos una cena de enfermitos, ya que además de Mari y Carmen, Jose también esta pachucho. Nos vamos pronto a dormir que al día siguiente nos queda una tremenda etapa.

Aqui tenemos las imagenes...


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