domingo, 5 de julio de 2009

Día 22 de Junio – Portomarín – Palas de Rey


Una vez más madrugamos mucho. A las 6.00 salimos del albergue y Rafa, como cada día, llevaba el sombrero puesto nada mas salir. Era un poco cómico porque era completamente de noche y con el sombrero puesto. Un bar de los porches estaba abierto, pero nos pareció muy temprano y dejamos el desayuno para más tarde. ERROR.
La salida de Portomarin discurrió placida. Volvimos a cruzar el pueblo buscando el pantano. Lo cruzamos por una pasarela que se movía mucho. Solo de pensar que debajo estaba el pantano daba mucho yuyu.
La bruma matinal lo cubría todo. Nada mas pasar nos adentramos en un bosque precioso con una subida especial y tan oscuro se podían oír las “meigas”.
Rafa iba despacio, pero aun así íbamos a buen ritmo. Después de casi 2 horas aun no habíamos visto ningún bar y el hambre ya apretaba. Cerca de Gonzar Javi decidió adelantarse para buscar un bar y coger mesa para que Rafa se parase lo mínimo. Vio un cartel de que a 100 mt del desvío había uno y allá que se fue. Nosotros seguimos a nuestro ritmo y al llegar a un área de descanso vimos a un peregrino durmiendo en una hamaca. Con la humedad que hacia no debía de estar muy cómodo, pero siguió durmiendo tan feliz. Javi nos aviso por el móvil de que cogieramos el desvío y que el nos esperaba allí. La niebla era muy espesa y el camino no tenia 100 mt precisamente… después de mas de 1 Km llegamos a unas casas que parecían abandonadas. Creíamos que nos habíamos perdido porque allí no se veía un alma. Al fin vimos el pueblo y buscamos el bar. Estaba muy bien, reformado y moderno. Había un patio interior con mesas repleto de peregrinos. Era un poco misterioso como había llegado allí tanta gente con tanta niebla y tan lejos del Camino. Después de un magnifico desayuno no exento de cierta envidia por parte de Rafa de unos chorizos que un cliente que no era peregrino se estaba comiendo, salimos de nuevo. La iglesia y su cementerio al lado tan tétrico y con tanta niebla nos hizo salir por piernas del pueblo.
La picaresca del los mesoneros del Camino no deja de sorprendernos. Aquí tuvimos otro ejemplo. El dueño del bar de Gonzar había puesto el cartel y como la gente ya traía 8 Km a sus espaldas, ciegamente se iban por el desvío misterioso hasta su bar. Pero había trampa. Si hubiésemos seguido por el camino habríamos llegado a Castromaior en menos de 500 mt. con un bar al lado. En fin, otro rodeo de mas de 1 Km.
Una nueva subida para cruzar por encima de la carretera. Cada día eran más pesadas las cuestas. Eso si, desde allí arriba se veía todo el valle del pantano y la niebla que lo cubría.
Por esta zona más o menos vimos a una pareja de turiperegrinos vestidos de blanco inmaculado y…¡¡¡con una nube de moscas alrededor!!! Debían de llevar colonia de la buena y a las moscas les gustaba mucho…jejeje.
Javi no iba cómodo. Echaba de menos a sus hijas y esta etapa no le estaba resultando agradable porque tenía mucha carretera. Le dejábamos ir a su marcha porque no tenía muchas ganas de hablar. Así llegamos hasta Ligonde. En una terraza vimos a nuestros amigos gallegos. Nos tomamos una coca-cola con ellos a después caminamos juntos unos kms. La charla con ellos es siempre divertida. Nos cuentas cosas de sus trabajos, de sus aficiones, de sus hijos, de sus motivos para hacer el camino etc. Son majos y entrañables. Es fácil identificarse con ellos. Son como nosotros. Trabajadores, peregrinos que disfrutan de la compañía de otros peregrinos, que saludan a todos y con todos disfrutan. Nada que ver con los turiperegrinos.
A esta altura mas o menos nos alcanzaron Manolo y Mª José. Nos hacemos fotos en un cruceiro. Y caminamos un rato juntos. Esto es así. Como una goma elástica. Ahora adelantas y ves a unos, luego atrasas y coincides con otros. Con Manolo y Mª José no reíamos mucho. De cualquier cosa salían unas risas. También son muy parecidos a nosotros. La misma edad más o menos y las mismas circunstancias. En Brea vimos un albergue privado muy bonito. En una zona de descanso nos tomamos un nuevo refresco con ellos y nos decidimos a afrontar el último tramo de la etapa. Hacia tanto calor que cada vez nos costaba mas.
Pero recibimos un regalo. Cuando faltaba un km para Palas de Rey vimos a Mª José que nos esperaba para decirnos que nos teníamos que quedar allí, que el albergue del pueblo estaba lleno. Este era nuevo y estaba casi vacío. Nos quedamos y fue un gran acierto. Como era pronto y habíamos llegado juntos decidimos comer en el albergue. Revisamos los utensilios de la cocina y aunque no eran mucho si nos podíamos apañar. Los chicos se quedaron a coger sitio, organizar todo y ducharse y nosotras nos fuimos al pueblo a comprar provisiones. Pero el pueblo esta muy lejos aún y al llegar decidimos comprar más, para la cena y el desayuno y coger un taxi para llevar la compra al albergue. Nos dio mucha risa y algo de vergüenza ir en taxi, sobretodo cunado nos vieron los chicos por la ventana y sin saber que éramos nosotras se pusieron a criticar a esas “frescas que venían al albergue es taxi” Una rápida ensalada de alubias y algo de carne y a comer como reyes. Fue una comida muy divertida.
Un rato de descanso y luego un paseo por la zona. Aquí no había monumentos que ver, pero si un apartahotel con muchas zonas verdes donde relajarse y una cafetería donde todo estaba muuuuuy fresquito. Tenía un servicio de lavandería y aprovechamos para hacer la colada. Entre lavadora y secadora, charlas, risas y refrescos. Rafa se lavó a mano una camiseta y acabó lleno de espuma y tirándonos agua a todos. En el parque recibimos una llamada de las niñas y como bobos las escuchábamos los tres. Foto de este momento.
Tonteando se nos había hecho la hora de hacer la cena. Unos huevos fritos, queso, ensalada, pimientos de Padrón y empanada. Nos fuimos con todo hasta unas mesas cercanas y allí coincidimos con el grupo de granadinos y su pandilla de amigos. Como éramos 5 y había 6 huevos fritos, acabamos ofreciéndoles el que sobraba. Ellos a su vez nos trajeron orujo, como no, para el final. Luego les llevamos uvas y acabamos todos es su mesa brindando por un final feliz del Camino.
Después de cenar los chicos se fueron a la cafetería a por el último café de día. Había sido un día raro. Mala etapa para caminar y un final descansado y muy divertido. Hasta Javi había mejorado de humor. Descansamos muy bien. Muy tranquilos.

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