lunes, 6 de julio de 2009

Día 23 de Junio – Palas de Rey – Arzua






Fue un lujo despertarse en Palas de Rey. Rápidamente nos preparamos y como teníamos de todo, nos preparamos un nutritivo desayuno: café (soluble) leche, magdalenas y fruta. Con Manolo y Mª José empezábamos el día con risas. Pero Rafa seguía igual y nada mas tomarse el café salio pitando. Mª José dijo que ellos nos alcanzarían en un momento y que se quedaban un rato mas. Que difícil es hacer previsiones en el Camino. No nos vimos hasta la llegada al albergue. El cojo iba a un ritmo lento pero seguro, y no había Dios que lo alcanzara.
El pueblo estaba igual de lejos que el día anterior y cuando llegamos allí ya íbamos cansados y doloridos. El Camino, como siempre, discurre por la parte antigua de la población y había muchos Hórreos en los huertos y jardines. Hasta un huerto de coles donde Rafa gastó una de sus bromas sobre el olor de las mismas. En un puente que hay en la salida de Palas tuvimos que hacer la primera parada: tomar cada uno su dosis de calmantes o antiinflamatorios. Bromeábamos mucho con la medicación: de que color la quieres? grande o pequeña? Esta pastilla te combina con los calcetines??? etc. La verdad es que sin los calmantes a veces no habríamos podido soportar el dolor o el cansancio.
A partir de aquí nos metimos en un bosque maravilloso. La comarca de Ulloa, por donde caminábamos en esos momentos es quizás la más pura y virgen de todas las que recorrimos. Los campos y las casas, las iglesias y los cementerios. Todo guarda el sabor de Galicia. Se podría oír a Emilia Pardo Bazán recitando poemas o tomando notas para su novela Los Pazos de Ulloa. El mundo debía de ser muy pequeño para los habitantes de esta zona cuando no había tantos medios de comunicación como ahora. Solo las noticias e historias que traían los peregrinos de otras tierras les servirían para entretener las largas veladas de invierno.
Los chicos iban muy animados y no paraban de gastar bromas. Como me habían quitado algo de peso a mí, pues decían que eran como burros de carga y se juntaban los dos como si llevaran aparejos. Anda que no son tontos los dos.
Cada tramo o señal que pasábamos nos iba dando una nueva alegría: entrada en Galicia, Km 100 etc. Ahora era la frontera con A Coruña. Ya solo quedaban 50 km mas o menos.
Poquito a poco llegamos a Leboreiro, un pequeño pueblo muy recogido y cuidado. Vimos un palomar como de mimbre o cañas. Muy original. A la salida del mismo hay un tramo de calzada y un puente romano. Todo esto sin perder el verdor y la neblina, la humedad y el olor a heno. Bueno…el olor era bastante variado, ahora heno, ahora caca de vaca. Las vacas son las señoras de los caminos. Ellas van por donde quieren y dejan sus señales por todas partes. La vida.
Como este día íbamos a pasar por los postes Kilométricos que hacían referencia a los años de cada uno, pues los buscamos y nos hicimos las fotos junto a ellos. Una manera de recordar en el futuro la edad que teníamos al hacer el Camino.
Desde la salida de Lebodeiro hasta Melide el Camino es bastante cruento. Se pasa por un largísimo polígono industrial que se hace interminable. Las asociaciones jacobeas y los ayuntamientos de la zona han intentado darle un toque entretenido a esta zona, pero está tan despoblado y árido que no lo han conseguido. Y eso que se llama el Bosque de los Peregrinos.En primer lugar hay monolitos esparcidos por todo el camino. Algunos son bastante importantes y otros no tanto. También hay placas conmemorativas de los capítulos de la Orden del Camino de Santiago. En cada placa están grabados los nombres de los miembros de dicha orden. Yo no sabía que esta orden existía actualmente, pero es bastante llamativo porque cada año nombran nuevos miembros.
En Furelos nos llevamos un desengaño. Creíamos que ya habíamos llegado a Melide y aun nos faltaba un buen trecho. Había un bar para almorzar cerca del río y del puente romano, pero no quisimos parar. Nos habían hablado del celebre pulpo de Melide y no nos íbamos a quedar sin probarlo.
A la entrada de Melide se encontraba el poste 51. Rafa se hizo su foto. Estaba feliz. Ya he dicho mas veces que Rafa es peregrino por definición. Le encanta el Camino. Nunca tiene problemas con los pies(a no ser que quiera hacer fotos chorras y se caiga, jeje), no le pesa la mochila, le encanta hablar con la gente, etc. El peregrino perfecto.
Entrar en Melide costó un rato, pero al subir una cuesta que daba a la avenida de Lugo nos sorprendió un camarero sacando un pulpo enorme de la olla donde lo estaba cociendo. Nos pareció un sitio acogedor, todo decorado en madera y dejamos que nos atendieran con mucho humor y una buena ración de pulpo. También nos pedimos unos pimientos de Padrón (otra vez). Las cervezas también eras generosas. De casi un litro cada una. Que vicio. Yo estuve mas moderada, pero poco. Los chicos repitieron cerveza y tanto los camareros y como dos peregrinos mas que había allí acabamos todos de charla. Ellos nos pidieron que les hiciéramos unas fotos, y nosotros no hicimos ninguna. No pasa nada, no creo que olvidemos un bar tan entrañable. Nos llamó la atención que los peregrinos extranjeros miran mucho, prueban las degustaciones que les dan gratis y no se sientan en un bar ni matándolos.
Con la cerveza haciendo olas en los ojos de Rafa y de Javi seguimos nuestro camino. Buscábamos una farmacia para reponer antiinflamatorios y después, otra vez al campo, al los bosques y a las aldeas. En Sta Maria de Melide nos hicimos fotos de nuevo pero tanta era la risa que llevaban los dos que no podía sacar una foto decente. Como muestra un botón.
A partir de aquí ya no queríamos nada más que andar. Los pueblos y aldeas pasaban rápidos entre bosques de eucaliptos enormes y prados con muchísimas vacas. El poste de mi edad estaba quitado, pero hicimos la foto del que mas se aproximaba. Foto. Viendo las fotos de este tramo pienso que me gustaría recordar cada palabra de las tonterías que dijimos, porque las risas eran constantes.
Como este tramo fue de varios Km también hicimos la foto de Javi en su poste/edad. Foto.
Entre subi/bajas que nos rompían las piernas llegamos a Ribadiso de Baixo. El albergue esta en un sitio privilegiado. Un antiguo hospital de peregrinos rehabilitado al lado de un río y un puente romano. Sugerí quedarnos allí, pero no quisieron ni escucharme. Habríamos descansado muy bien pero nos habríamos perdimos la fiestuqui de la noche. Fue un error a medias.
De todos modos teníamos que hacer esos 3 Km. pero a ultima hora de la etapa se hacen muy pesados. Ademas Arzua es un pueblo de servicios. Todo son talleres, tiendas, ferreterías, bares… y ni una señal del Camino. Ademas tampoco les venia muy bien a la gente que les preguntáramos. Al final dimos con el albergue, casi a las 3 de la tarde. Y estaba Lleno. Rafa se enfadó mucho porque iba muy cansado y además creía que éramos de los primeros en llegar. Se trata de un albergue bastante pequeño por estar ubicado en un edificio restaurado. Nos dijeron que era muy bonito por dentro, pero nosotros tuvimos que irnos a uno privado que estaba cerca. Se trataba de uno nuevo que se llama Da Fonte y también estaba casi lleno. Nos instalamos y nos dedicamos a avisar a Mª José y Manolo para que si aun podían que se quedaran en Ribadeiso. No tenían cobertura. No los habíamos visto en todo el día y eso que veníamos bastante despacio. Parece ser que ellos enredaron con almuerzos y risas aún más que nosotros. Al final los localizamos y les reservamos sitio con nosotros. La dueña del albergue preparaba menús para cenar y desayunar bastante asequibles y decidimos quedarnos allí.
Después de descansar un rato salimos a dar un paseo por Arzua pero lo más lejos que llegamos fue a una plaza cercana de los dos albergues donde vimos al resto de conocidos. Y nos contaron todo lo que sabían sobre una tradición de una fiesta que se celebraba esa noche, la de San Juan.
La fiesta se remonta a la edad media, cuando el pueblo se encontraba celebrando la noche de San Juan y un peregrino francés que estaba de paso se implico en la fiesta tanto que cuando volvió a su país escribió las crónicas de su Camino y contó las excelencias de la noche que había pasado en Arzua. Desde entonces cada año la cofradía de las fiestas de San Juan elige a un peregrino/a como homenaje a aquel personaje medieval. Este año la suerte había recaído en una chica de Cádiz que habíamos conocido la noche anterior y que iba en compañía de unas amigas y de los granadinos, por lo que todos los conocidos nos preparamos para acompañarla en esta fiesta tan especial. En el albergue las esperábamos todos hasta que llegó la banda municipal y los cofrades a recogerla para llevarla en una limusina muy antigua hasta el lugar donde tendrían lugar las hogueras. Se despertaron los que ya dormían pero espero que no les importara. Fue muy divertido ver a tanta gente caminando por el pueblo siguiendo la banda y los cofrades y la mayoría cojeando o con tiritas bien visibles a través de las sandalias que llevábamos. Fue añadir otros 3 Km. mas a lo que ya habíamos andado además de que nos íbamos a acostar muy tarde, pero la chica se merecía un reconocimiento de sus compis de Camino. La fiesta continúo en una zona de las afueras donde habían construido un castillo de madera y donde la recibieron con música, discursos, un castillo de fuegos artificiales y la hoguera gigante que surgió de quemar el castillo de madera. Después la acompañaron hasta un sitio donde cada año ponen una placa con el nombre de la persona agraciada con este honor. La chica (no se su nombre) estaba muy feliz y dio vivas a Arzua, a Cadiz y a los peregrinos. Fue emocionante y divertido. La velada siguió con cena popular de churrasco y vino, una buena Queimada, y el regalo de una noche de Hotel para ella y la persona que la acompañaba. Los demás no fuimos a descansar menos los granadinos, que acudieron a su albergue a las 6 de la mñn y los echaron a escobazos, según nos contaron. Pero aun llegamos a tiempo de ver la hoguera de barrio que habían hecho los vecinos del albergue. Charlamos un rato con ellos y nos fuimos a dormir. Al día siguiente habíamos decidido llegar a Monte Do Gozo. 38 Km.

2 comentarios:

L. Gispert dijo...

Qué maravilla leerte, Merche, con espléndidas fotos, y todo un lujo de detalles salpicando vuestro Camino, con vigor narrativo y amenidad.

Enhorabuena, amiga.
Besos.

Merche dijo...

Gracias por tus palabras,Luis. No soy muy ortodoxa escribiendo, pero al menos intento reflejar lo bien y lo mal que lo hemos pasado.
Nos vemos.