sábado, 11 de julio de 2009

Día 24 de Junio – Arzua – Monte do Gozo.


Nos levantamos ya cansados. La dueña del albergue, Pilar, nos preparó un desayuno casero de lo mejor. Nosotros 3, Mª José y Manolo nos dimos un festival de tostadas, café de puchero, leche, zumos…en fin, un modo de recuperar las energías que perdimos con la fiestuqui y la trasnochada. De modo que nos propusimos cambiar el “modus operandi” para disfrutar al máximo de una etapa que se preparaba muy dura y que además iba a ser la ultima. La noche anterior ya lo habíamos hablado, pero nos decidimos por la mañana. Preparamos una mochila con los chubasqueros, el botiquín y poco más. Y la mochilita pequeña de Marina, que me había acompañado en los paseos de las tardes. El resto, las 4 mochilas repletas….¡¡las enviamos a través de un mochilero!!! Eso es, una trampilla digna de turi peregrinos!!!
De modo, que con trampilla incluida, salimos al Camino de nuevo. Salimos los 5 juntos, ya que la relación era ya mas estrecha y queríamos pasar un día divertido. Caminábamos rápidos y en entretenida charla. No nos cruzamos con casi ningún conocido porque habíamos salido mas tarde. Una de las primaras imágenes del día fue un hórreo de moda: parecía que Agatha Ruiz de la Prada, pintado de colores.
Luego la típica sucesión de aldeas, pueblos, prados, vacas, casas con hortensias impresionantes y bosques de eucaliptos. Todo esto salpicado con conversaciones divertidas, descansos y más risas. Me pasé el día recogiendo flores y hojas para guardar secas en mi guía. En la primera parte del Camino Irene puso unas flores en la guía y me gusta verlas allí. Esta guía no iba a ser menos.
En poco mas de 2 horas estábamos en Calle, donde un hórreo bastante grande esta construido encima de la calzada. Queda muy original. Y una salida de agua de una tubería sin tubería. Un túnel de piedra muy bien trabajado consigue que quede perfectamente integrado con el paisaje.
Escenas de vacas con sus terneritos. Ovejas con sus corderitos. Más hortensias y fotos de las mismas. Estaba resultando una mañana encantadora. Charlas y bromas. Mª José y Manolo son una pareja perfecta para caminar con ellos. No se quejan (bueno si se quejan, jeje, pero esto viene luego) y siempre están de buen humor.
Al pasar por el monumento a un peregrino que murió aquí nos recuerda la fragilidad de la vida. Es muy representativo del esfuerzo del peregrino y resume muy bien los diferentes monumentos que hay a lo largo del Camino en memoria de la mucha gente que ha muerto en el intento de llegar a Santiago. En esta etapa había varios. Una pena que no lo consiguieran a solo un día de llegar a su destino, su sueño.
A llegar a un cruce de carreteras llamado O empalme había varios bares. Nos dispusimos a almorzar y descansar un buen rato. Y fue muy buen rato. Para empezar nos pedimos unos bocadillos de tortilla de patatas con pimientos. Estaban buenísimos. Las cervezas que los acompañaron también. Nos habíamos viciado a la Estrella de Galicia. Todo el almuerzo fue una sucesión de risas. Es una pena que mi memoria no recuerde cada broma, pero la verdad es que estas cosas hay que vivirlas, porque al contarlas pierden mucho. Para poder descansar un poco los pies nos tomamos los cafés fuera, en una terraza. Todos nos descalzamos para que nos corriera un poco el aire y fue Manolo el improvisado camarero que sacó con una bandeja los cafés fuera. Y menudo susto nos dio. Cuando se dio la vuelta para devolver la bandeja hizo como que tropezaba y que se le caía la misma. No se si seria por el cansancio o por las cervezas, pero nos entró una risa tonta que nos duró media hora. Aquí atrasamos todo lo que habíamos adelantado por la mañana y nos pasaron TODOS los peregrinos…jejeje
Un poco recuperados emprendimos la marcha de nuevo. Un misterio que ya veníamos observando desde hacia varios días se resolvió en estos momentos. Habíamos visto varias veces a dos peregrinos muy singulares. Uno español y otro alemán. A los dos los veíamos caminar de vuelta a mitad de la etapa más o menos. El primer día no nos sorprendió. Ya sabemos que hay gente que hace el Camino al revés. La segunda vez los vimos otra vez, primero al español y al rato el alemán. Cada uno por su parte los vio y no dijo nada, pero todos pensamos que ya los habíamos visto antes ir de vuelta. Y no podía ser. Si los habíamos visto el día anterior ya deberían estar a 40 o 50 Km. Nos habremos confundido, pensamos. Pero este día los volvimos a ver. Primero al español, que llevaba todos los un chaleco de esos de llevan muchos bolsillos y que no podía ser otra persona. Lo comentamos y todos dijimos que estábamos viendo visiones ya. No podíamos cruzarnos todos los días a los mismos peregrinos. No tenía lógica. Pero después la cosa empeoró. Vimos al alemán. Y como ya no podíamos mas lo abordamos y le le preguntamos que qué era aquello, que porque nos veíamos todos los días. Y él, muy amablemente nos lo explicó: Era guía de un grupo. Por las mañanas el grupo salía del albergue y empezaba a caminar, él cogía el coche y lo llevaba al final de la etapa y volvía andando y cuando se encontraba con su grupo seguían todos juntos. Le dio mucha risa que le preguntáramos porque él también se había fijado en nosotros y nos despidió con afecto. A Rafa que iba delante incluso le dio un fuerte abrazo. Suena un poco enrevesado, pero es otra forma de hacer el Camino. Supongo que si vienen de tan lejos llevan muchas mas cosas en el coche y es conveniente tenerlo a mano. Una anécdota que nos tuvo varios días cavilosos. Y una pena o tener una foto con él.
Al llegar a Santa Irene tuvimos un poco de dudas con las señales y como Rafa iba delante nos dio miedo que se hubiera ido por el camino equivocado. Iba bien, pero yo aproveche la parada para acercarme a la Ermita de Santa Irene y hacerle una foto para mi sobrina. Después de esta Ermita el camino volvió a meterse en otro bosque. Y llegada a Rua. Un albergue privado precioso cerca del camino invita al descanso. Pero habíamos tomado nuestra decisión de llegar más lejos y ni lo miramos. Pedrouzo, final de etapa recomendado, quedó atrás en un visto y no visto. Aquí paró mucha gente. Todos los que no estaban locos como nosotros.
De nuevo los bosques de eucaliptos. Y la evidencia de que estábamos un poco cansados. Solo hacíamos el tonto. Que si una foto por aquí, que si una posturita por allá que si unas risas por mas allá.
Todo parecía ir bien pero nos encontramos con un escollo: Cimadevillla. Un puertecito sin importancia que casi ni aparece en el perfil de la etapa y que nos puso en pie de guerra. Nos costó muchísimo subirlo. Llevábamos mas de 25 Km en las piernas.
Y al bajar del puerto otra sorpresa. Los postes Kilométricos desaparecieron y dieron respuesta a lo que Javi llevaba varios días diciendo: algo no cuadraba. O estaban equivocados los postes o las guías. Los libros estaban bien, pero los postes no. Al construir el aeropuerto de Lavacolla desviaron el Camino. Y en vez de pasarlo por debajo a través de un túnel como en tantas ocasiones han hecho pues los desviaron… mas de 3 Km! Este rodeo nos hizo perder la paciencia. El calor apretaba y no llegábamos a ningún sitio. Solo veíamos aviones y señales espantosas del aeropuerto. Al final después de pasar por debajo de la autovía y no se cuantas carreteras mas, volvimos a ver civilización. Un bar bastante bien situado, a la salida del infierno. Estaban allí sentadas dos chicas que también eran de Puerto de Sagunto y que estaban tan agotadas como nosotros. Nos tomamos unos refrescos y en marcha.
A las 2 de la tarde vimos un cartel que nos indicaba que estábamos en el Concello de Santiago. El corazón palpitaba y no solo de emoción. La etapa tocaba a su fin. 6 Km. mas y ya estaríamos en Monte Do Gozo. Y nos costó casi 3 horas recorrerlos. Entre asfalto y urbanizaciones el camino se hace eterno. La Televisión de Galicia y luego Televisión Española nos dejaron perplejos. Menudos edificios tienen las dos. Rafa y Javi se animaron porque ya veían el final, pero Manolo, Mª José y yo íbamos fatal. En un momento dado, cuando ya creíamos que llegábamos nos entraron unas ganas enormes de ir al baño. Casi íbamos corriendo. Pero no nos cundía nada. Y Manolo, casi delirando nos dijo que nos metiéramos en un prado, que la cosa estaba muy mala. Hicimos pis las dos y después vigilamos el camino para que fuera él. Y menos mal. Porque nos habríamos “pisat damunt” de risa. Manolo hacia como que deliraba (lo hacía??) y Mª José le decía que se quejara, que eso siempre daba resultado. Entre AAAAAAAAAY y AAAAAAAAAAAY se fue contra una señal de Stop. Los 3 casi caímos al suelo de la risa. Las fuerzas nos habían abandonado hace tiempo y solo nos quedaba las risa floja. Fue una rato muy divertido. Pero hubo que ponerse las pilas, que el Monte Do Gozo estaba cerca, pero había que llegar. Los chicos nos esperaban un poco mas adelante y todos juntos fuimos a lugar convenido a recoger nuestras pesadas mochilas. Menos mal que las habíamos dejado. Al final habían sido 38 Km. y con ellas no lo hubiéramos conseguido.
Ya solo nos quedaban los últimos metros. Una pequeña subida hasta la Capilla de San Marcos con el monumento conmemorativo de la visita del Papa a nuestra izquierda. Y luego otros metros más hasta localizar el albergue. Cuantos “unos metros mas” habremos recorrido!!!
Después de una explanada enorme alrededor del monumento vimos todo el complejo de albergues, cafeterías y todo tipo de servicios. Es muy moderno pero poco atractivo. Hasta allí había llegado muchísima gente y tuvimos que hacer cola para inscribirnos. Y casi no nos dejan hacerlo. Fue el momento cumbre del día.
Íbamos tan cansados que Manolo, Rafa y Mª José se sentaron en un banco a esperar mientras Javi y yo estábamos en la cola. De pronto les oímos a los tres quejarse:.. AAAAAAAAAAY….AAAAAAAAAAAAAAY …..AAAAAAAAAAAAYYYY .. Y ella les decía…¡¡quejaros, que nos darán literas de abajo ¡!! …. Y ellos: AAAAAAAAAYYYYY ……..AAAAAAAAAYYYY….. acto seguido les entraba la risa. Javi y yo los veíamos por el rabillo del ojo y estábamos que no podíamos aguantar más. El resto de la gente de la cola estaban igual. Y ellos: …AAAAAYYYYYYY……..AAAAAAAAYYYYYYY ...!!! ”Mama, tápame” ……AAAAAAAAYYYYYYY…… ..AAAAAAAAYYYYY ¡!!. La gente empezó a reírse también y la recepcionista miraba por encima del mostrador a ver quien estaba montando semejante escándalo. Ella estaba seria y a mi me dio un poco de cosa, pero estaban tan fantásticos haciendo el quejita que no pude decirles nada. Siguieron un buen rato con los “AAAAAAYYYYS” y el “mama tápame”. Así hasta que nos dieron habitación. Cuando Javi y yo salimos de la recepción estaban rojos y morados de la risa. Y tenían un corro alrededor que también se partían de risa. Efectivamente tuvimos las literas de abajo. Nos dieron una habitación de 8 en la que no había nadie y como algún colchón estaba peor empezaron un cambio de colchones en un momento que nos volvió a dar otro ataque de risa. Menos mal que fueron rápidos, porque enseguida entraron 2 ciclistas que estaban en la cola y casi nos pillan con los cambios. Cuando entraron les dio risa de ver que éramos nosotros los compañeros de cuarto. Eran vascos.
Una vez instalados, el ritual de siempre: duchas, preparar las camas y la ropa para lavar. Al salir a la calle allí estaban Luis, José y su hijo Iván. Habían llegado un rato antes que nosotros y nos contaron que Javi y Oscar el día anterior no se habían parado en Arzua porque querían seguir hasta Fisterra. Quedamos en vernos en la cafetería mientras lavábamos la ropa. El completo de servicios de Monte Do Gozo es enorme. Avenidas enteras de barracones para dormir muy bien preparados y en la plaza todo tipo de servicios. Pusimos la lavadora y a descansar. Luis fue el único que vino a tomar unas cervezas. Lo pasamos muy bien escuchando sus aventuras esquiando en los Alpes, su trabajo y las cosas que nos contaba de sus nietos. Una persona entrañable. Nos hicimos las típicas fotos con el gesto de Victoria junto al momumento.Después tocaba buscar donde cenar. En el albergue nos recomendaron un lugar que esta muy bien pero que estaba a”unos metros” desandando el camino. Como no. Unos metros de 1 Km. Al final lo encontramos y la verdad es que cenamos muy bien. También estaban nuestros amigos los gallegos. Después de la cena, para no dar tanto rodeo fuimos por otro sitio que nos habían dicho y no solo dimos el mismo rodeo sino que nos metimos en un solar que no tenia salida y como era de noche nos costó salir de allí. Al final encontramos la calle buena, pero una vez en la explanada no encontrábamos las escaleras que llevaban al albergue. Más risas. Y las culpas para mí que iba marcando el camino. Me decían que había perdido todos mis puntos como guía. Como era tarde nos dormimos enseguida. Estábamos cansados pero felices. El día siguiente iba a ser muy emocionante.

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