viernes, 8 de mayo de 2009

14 Abril 2009 - S. Martin del Camino - Astorga

Dormimos muy bien en este albergue. A pesar de todo, las camas eran nuevas y la habitación de solo 8 plazas resultaba acogedora.
No pudimos desayunar, ya que Carmina había cerrado con una valla el comedor. Laña, mas que laña, negarles una silla a unos pobres niños!! en fin, nos tomamos unos zumos y unas galletas y salimos al Camino...¡¡de noche!! Es la primera mañana que salimos tan pronto y eso no hizo avanzar muy rápido.Javi caminaba muy animoso. No le oímos ni una queja, ni que tuviera frió, ni calor...nada. Todo un peregrino.
Nada mas salir del pueblo, al andadero. Habíamos elegido el camino corto, y no nos quedó mas remedio que seguir por él.Aunque a veces nos encontrábamos con zonas verdes muy bonitas. A buen paso llegamos a Puente Orbigo y casi de bruces nos topamos con el famoso puente que cruza el río une los dos pueblos, Puente y Hospital de Orbigo.
Dos pueblos encantadores, unidos por una historia medieval de caballeros valientes, que luchan en un torneo por amor de una dama. Don Sauro y Doña Leonor. Protagonistas de esta hazaña que aun hoy se celebra con el nombre del Passo Honroso. Una fiesta que cada año reune a miles de personas en la zona de torneos junto al puente para celebrar justas y festejos varios.
Además, el pueblo en sí, con sus placitas, calles adoquinas y un ambiente muy medieval, nos gustó mucho. Desayunamos como reyes y seguimos nuestra marcha. Aquí se juntaban de nuevo los dos caminos y empezamos a ver a los que venían por Villar de Matarife y que como nosotros también iban a seguir por el desvio,aunque se hiciera mas largo. Un acierto.
Nada mas salir de Hospital, la cosa cambió de color. Ibamos por pista al principio, pero ya sin coches. Enseguida, Villares de Orbigo. Una aldea pequeña donde saludan a los peregrinos con afecto. Al salir de la aldea, una zona de descanso muy chula. Seguimos por una senda muy bonita a través de campos muy bien cultivados hasta llegar a Santibañez. Al salir del pueblo, una granja de vacas no hizo pasar un rato agradable. Unas terneritas recién nacidas hicieron las delicias de todos.
A partir de aquí...solo silencio, campo, sol, arboles aislados, prados, y poco a poco, un bosque encantado.Un bosque encantado de verdad. Los arboles, las ramas entrecruzadas unas con otras, flores preciosas saliente de entre la hojarasca, silencio, soledad.La vista no podía acaparar tanta belleza. Es un tramo corto, pero compensaba de los malos ratos que habíamos pasado en otros lugares.
Los demás iban delante, pero enseguida los pillamos. Entre bosque y prados,lluvias, sol y granizo, charla animada y juegos de Lucia con el bastón, llegamos al crucero de Santo Toribio. Desde aquí se tiene una vista estupenda de Astorga y de todo el valle. Parecía que ya esta a un paso, pero....
Una cuesta muy pendiente nos bajó hasta San Justo de la Vega. Aquí Javi pasó un rato buscando una piedra en su bota. Menudo rato le había hecho pasar.Este pueblo lo cruzamos con los pies en el suelo, y las vista en un cartel que anunciaba un restaurante donde sirven el famoso Cocido Maragato. Nos lo habíamos ganado y no íbamos a dejar de probarlo.
Un puente sobre el río Tuerto nos acercó mas a la meta. Julia iba mal de nuevo. Caminaba despacio y se notaba que iba padeciendo. En la entrada a Astorga el camino se volvió a desviar para ir por la trasera de una fabrica. Que cosas. Dicen que es por seguridad, para que no se camine por la carretera, pero de ahí a mandarnos a los arrabales.....
Como Julia seguía mal, se paró y José Manuel se quedó con ella. Fuimos mas deprisa y cuando llegamos al albergue, volvieron en coche a por ella.
No quiso ir al medico, pero llevaba anti-inflamatorios y se le iba pasando.
El albergue de Astorga es impresionante. Antes era un colegio/convento. Lo han modificado y cada celda de antes ahora es una habitación de 4 personas con nombres de pueblos del camino: Torres del Río, Puente la Reina, etc...
Nos recibieron muy bien, nos enseñaron todos los servicios y nos indicaron donde comer el famoso cocido: en el restaurante La Peseta. Nos dirigimos allí, y efectivamente, es un sitio con solera.
Antiguo pero renovado, clásico y moderno, y con un servicio digno de mención.Nos dijeron que teníamos que comer tal y como nos le sirvieran. y fuimos obedientes. Nos sirvieron primero la carne, en una cantidad que causa sonrojo. Como teníamos hambre y todo estaba delicioso, pues comimos como bribones. Después los garbanzos y el repollo. Buenisimos. Y después la sopa. Deliciosa y sin nada de grasa. Parecía mentira que todo aquel condimento hubiera conseguido un caldo tan ligero.
Casi cuando estábamos a punto de sucumbir por los efectos de la comida y los vinos, nos dicen que no hay cocido sin su postre, y este no es nada mas y nada menos que unas natillas con mantecadas de Astorga. PARA MORIRSE!!
Los camareros se reían con nosotros. En un restaurante tan de diseño, no pegábamos nada unos peregrinos mostosos y hambrientos como nosotros. Enseguida vieron que sabíamos apreciar la comida y que teníamos buen humor. Nos reímos muchisimo durante toda el rato.
Después había que bajar la comilona. Decidimos pasear por Astorga. Lo primero que habíamos visto eran unas ruinas romanas cerca del Albergue. Estaban muy bien conservadas y protegidas. los mosaicos eran perfectos. Había un museo romano al lado del restaurante, pero....¡¡estaba cerrado!!
De alli pasamos a la plaza del ayuntamiento, que tiene un reloj de figuras en movimiento muy curiosas. Las vimos tocar las 5 en punto y con la lluvia que caía, las campanadas y los soportales de la plaza, parecía que estábamos en otra época, en los años 50.
Después nos acercamos a la zona de la Catedral y allí pudimos admirar el famoso Palacio episcopal diseñado por Gaudi. Un edifico extraño pero majestuoso. Ahora es la sede del museo de los Caminos.El conjunto se completa con la iglesia de Santa Marta y el museo catedralicio. Acabado el paseo, vuelta al albergue. Duchas, un rato en Internet, un descanso en la habitación y un rato de charla con los demás en el comedor a la vez que hacíamos una cena ligera a base de frutas y yogures.Las valencianas de la maletas y los pijamas rosas cenaron con nosotros y nos reímos mucho con ellas y con los demás peregrinos que había.Luego, a dormir. A descansar en nuestra pequeña habitación, que falta nos hacia.
De Astorga nos llevamos el recuerdo de su ambiente peregrino, antiguo, acogedor, con sabor a chocolate y mantecadas, a mesa camilla y lluvia tras los cristales.

2 comentarios:

L. Gispert dijo...

Vaya, Merche, descriptivo y detallado relato que apetece releer porque recreas magníficamente el Camino. Me ha gustado, como los anteriores. Qué bien lo pasasteis.
Saludos.

José Manuel dijo...

Hola Merche. Tienes mucha razón com lo del bosque magico. Habia flores muy bonitas y se combinaba bastante los prados con el bosque... que pena que no hubiese senda.

PD:¡Ánimo, solo te quedan por escribir tres etapas!

Jose Manuel