sábado, 12 de julio de 2008

Voy a compartir con vosotros MI experiencia como peregrina a Santiago.






Día 21 de Julio 2007. Llegada a Roncesvalles.

12 h - Llegada a Roncesvalles. Niebla. Mucha niebla. Conforme vamos llegando la niebla lo cubre todo, y después de pasar por un tramo de carretera que tiene muchos árboles, aparecen los edificios de Roncesvalles.
Nos produce mucha impresión, parece que estamos en otra época, otro lugar.
Hemos ido a la oficina del peregrino: tickets para el albergue, registro como peregrinos, información, mapas etc.
Primer paseo por el pueblo, que no es pueblo ¿? Sólo son edificios religiosos, históricos, albergues y bares. Y un cartel que nos acongoja: Santiago de Compostela…. ¡¡ 790 Km!!
Después comemos en Casa Sabina, donde nos ponen unos bocatas muy apañados, pero sobretodo, son muy amables. Nos informan de cómo se organizan las cenas y compramos tickets.
Hemos comido pronto y después…. ¡A St Jean –Pied de Port!
Pero con un poco de trampa…¡en coche! Es una deuda pendiente, ya que esta etapa era un reto hacerla, pero las circunstancias no lo han permitido en esta ocasión. De todos modos, aunque sólo de visita, nos acercamos a visitarlo. Nada mas salir de Roncesvalles hay un puerto donde se deja caer una niebla de miedo. De auténtico miedo. El pueblo es muy bonito, nos quedamos boquiabiertos. Y el paisaje una maravilla. Montañas enteras llenas de flores, y un efecto de que son…. ¡¡ de color lila !!.
Y además, unas hortensias y flores variadas que me encantan. Unos jardines muy cuidados y sin embargo con aspecto de silvestres.
Esta etapa queda pendiente para otra vez. Será dura, pero seguro que vale la pena.
Cuando regresamos son casi las 4 de la tarde y ya hay cola en el albergue. Nos dicen que tienen preferencia los peregrinos que vienen andando. Lógico. Después de semejante etapa, con niebla, frío y varios puertos, hay que hacerles el paseíllo. La otra opción si no queda sitio en el albergue, son tiendas de campaña.
Nos reciben unos hospitaleros belgas, que hablan varios idiomas. Primera sorpresa, no sabíamos que había tanta gente extranjera en el camino, tanto hospitaleros como peregrinos.
Nos dicen las normas, que se repiten en casi todos los albergues: se cierra a las 22 h. Se guardará silencio y respeto a todo el mundo. Nos impresiona un poco el edificio. Es muy antiguo pero ha sido reformado y tiene debajo del dormitorio una sala para poder asearse, charlar, lavar la ropa, leer, escribir, etc.
Como anécdota, decir que hay una estantería con objetos de todo tipo y un cartel que dice: “Deja lo que no necesites, coge lo que te haga falta”.
Después de instalados (¿?) visita guiada por todo el recinto religioso/ hospitalero. El museo, el silo de Carlomagno (actual cementerio del pueblo), las iglesias, etc.
En el claustro está enterrado el rey Sancho de Navarra, y se guardan las cadenas y la esmeralda conseguidas por él en la batalla de Las Navas de Tolosa y que ahora forman parte del escudo de Navarra.
Después asistimos a la misa de peregrinos. Teníamos ilusión de vivir todo desde el principio intensamente, pero al menos a mí, esta misa no me gustó nada. Está bien la bendición en todos los idiomas, pero me esperaba algo más poético.
Cenamos en Casa Sabina y de nuevo nos sorprendemos: todo está muy organizado. Es menú único, sopa de verduras, trucha y yogur. Además las mesas son de cuatro, y como somos tres, nos ponen a una chica. Es italiana y nos cuesta entendernos con ella.
Nos dice que viene de St Jean, y que ha sido muy duro. Come con mucho apetito y nos da un poco de lastima de imaginarla sola por esos montes. Es la primera chica que vemos sola.
Se hace la hora y hay que recogerse. Nos aseamos y nos disponemos a dormir…¿o no?

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