sábado, 12 de julio de 2008

Etapa 1










Dia 22 de Julio de 2007 – 1ª etapa
Roncesvalles – Zubiri
Iniciamos la etapa con mucha ilusión y energía. Nos vamos a comer el mundo (o el Camino). Yo tengo hasta un poco de miedo. Ese cartel, de 790 Km., me acongoja un poco. Mi forma física es menos fuerte que mi voluntad. El paisaje es maravilloso. Todo húmedo y umbrío. Caminamos entre árboles que casi ocultan el camino y arbustos que le dan un olor y un pisar muy especial: parece que caminas por una alfombra de hojas.
Muy bonito.
Ya empiezas a ver algún peregrino y lo saludas tímidamente. Nos hacemos la primera foto en el crucero nada más salir. Las fotos van ser un tema de enfado, pero no queremos dejar pasar ni un solo lugar, edificio o peregrino del que queramos tener un recuerdo. Este viaje puede que no lo repitamos nunca, y la memoria sola no basta para grabar esta experiencia.
Con las primeras luces del día vemos los campos llenos de vacas pastando. Las huertas están también muy cuidadas.
Todavía extasiados, llegamos a Burguete. Desayunamos y al Camino. En una subida de pendiente media, pero a mí me coge como me van a coger todas, MAL PREPARADA!! Casi me quedo sin respiración.
Llegamos a Espinal y admirando que sean tan bonitos estos pueblos del Pirineo, seguimos. Hay mucho subi-baja.
Pasado Vizcarret, donde reponemos fuerzas, empiezan las subidas al puerto de Erro. Allí conocemos a unos peregrinos que son de Benifaió. Ella va fatal, la pobre. Anda un poco raro, como de tener una lesión y no creemos que aguante mucho.
También van a nuestro ritmo un grupo de franceses que llevan a unos niños de entre 12 y 15 años que caminan muy bien. Se les nota que están muy motivados y siendo tan jovencitos, se pueden permitir andar deprisa y pararse en cada frontón que ven a echar una partida.
El puerto de Erro es duro. Los ciclistas suben andando con las bicis al lado. También vemos a la Guardia Civil en moto por el Camino. La zona debe de ser complicada para ellos, ya que estamos en una zona del Pirineo vasco/francés y por eso llevan pasamontañas.
En lo alto del puerto vemos una placa de recuerdo de un peregrino japonés fallecido en el camino. Esto nos impacta mucho.
Cuando empiezan las bajadas del Erro casi nos resbalamos. No sé que es peor, si subir o bajar. Todo el rato vamos junto a las mismas personas: ahora adelantamos nosotros, ahora nos adelantan ellos. Pero aún no hay conversaciones, solo saludos.
Ya nos falta poco para llegar a Zubiri. Vamos cansadísimos. Y a la vuelta de una curva vemos a Marta aparecer. Enseguida Irene y Marina. Nos da una alegría tremenda, ya que es como un alivio. Sus sonrisas nos levantan el ánimo. Al momento llegan Javi y Uchi. Acaban de llegar y han hecho 300 MT hacia atrás hasta encontrarnos. Nos acompañan hasta el final de la etapa y firman con nosotros las credenciales.
Les enseñamos el albergue de Zubiri para que se hagan a la idea de cómo hemos dormido la noche anterior.
Ellos traen provisiones y comemos en la calle, al lado de una fuente. Muchas preguntas de cómo hemos aguantado el día y de cómo se han portado las niñas en el viaje.
Después se van Uchi, Javi y Rafa a Roncesvalles a por el coche. Cuando vuelven están alucinados de lo que hemos caminado. Por carretera parece aún más largo.
Mientras esperamos que vuelvan de recoger el coche, en el río de Zubiri descansamos un rato. Las niñas juegan en el río con el perro peregrino, que lleva una vieira al cuello y un palo en la boca. Allí pasamos un buen rato. Hacen muchas fotos y nos refrescamos los pies.
Ya con los dos coches, marchamos hacia Azanza, el pueblo donde está la casa rural que hemos alquilado. Esta en el valle de Goñi y en principio no parece que este muy lejos, pero como está en la sierra parece que no vamos a llegar nunca. Después de instalados (la casa es enorme) empiezan los comentarios, las fotos etc..
Las niñas están encantadas, lo quieren ver todo, pero nosotros estamos muertos. A las 10, dopados de calmantes y de Valium nos vamos a la cama.
Rafa dice que tiene mucha ilusión, pensando en lo largo que será, asombrado del paisaje, de los caseríos y de las vacas.
Uchi dice que le damos lastima. Le han gustado los paisajes y le ha sorprendido la cantidad de gente de otros países.

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