viernes, 25 de julio de 2008

Etapa 13 - Segunda parte. Pascua 2008















Dia 18 Marzo 2008
Hontanas- Boadilla del Camino

Esta etapa pinta bien desde el principio. Nos levantamos doloridos, pero animados porque esperábamos estar peor.
Enseguida nos preparamos y a las 7 desayunamos en el bar del albergue, que tiene el detalle de abrir para los peregrinos. Rafa lo hace el la barra, pero nosotras nos sentamos en una mesa donde Félix toma sus tostadas.
Aun no hemos hablado con él, y creemos que no habla castellano. Al irnos, nos pide la tostada que Mari se ha dejado.
A la salida de Hontanas la neblina y el frío nos obligan a abrigarnos bien, pero el camino es agradable y vamos rápidos. Vemos perdices, cuervos, y la naturaleza en su pleno apogeo. Castilla se mantiene mas pura y limpia que otras partes de España.
En apenas una hora estamos en las ruinas de San Antón.
Este lugar es muy misterioso. Pasas como de puntillas, en silencio, como si tuviéramos miedo de despertar la magia que impregna el ambiente.
Casi se puede notar el sentimiento templario medieval, sentir el cansancio de los antiguos peregrinos, ver como los recibían en estos maravillosos templos/hospitales.
En medio de la nada, con el campo tan silencioso, este edificio tan emblemático, nos sobrecoge.
Seguimos nuestro camino hasta Castrogeriz. Este pueblo era muy rico, ya que además de iglesias, monasterios, casonas blasonadas, y castillo tiene una vega de campos que deja ver la importancia que tuvo antiguamente.
Ahora es un pueblo mas del Camino de Santiago, bonito y con algunos servicios, pero bastante apagado.
En un bar tomamos café y cuando ya nos vamos, llega Félix que se pide otra vez café con leche y tostadas. Le decimos algo de las tostadas y nos dice en castellano que es su segundo desayuno. Nos da risa.
Seguimos nuestro camino por la vega y cruzamos un puente de madera que nos lleva despacito hasta un pequeño puerto que tenemos delante. Al verlo nos asusta un poco, pero según lo vas subiendo se hace mas llevadero. Los hemos subido peores con nuestro Rocacoscolla!!
Rafa va delante y nos espera arriba. A partir de aquí vamos unos km por una especie de meseta dentro de la meseta. Nuestra guía no vuelve a hablar de los humilladeros, pero nada, no vemos nada que nos haga pensar que tenemos que “humillarnos”.
Cuando acaba esta llanura, tenemos delante una vista espectacular: las llanuras de la Tierra de Campos. Un valle que no abarcas con la vista, con suaves lomas verdes y el río Pisuerga que lo cruza. Una curiosidad, desde lejos, se ve un semáforo en medio del campo. La sorpresa es grande, porque no me imagino yo tanto trafico ni de coches ni de peregrinos por estos lugares como para tener que poner un semáforo.
Antes de cruzar este puente sobre el Pisuerga hay una capilla gótica muy bonita. Después de pasar el río, ya estamos en Palencia y nos acercamos dando un rodeo hasta Itero de la Vega.
Aquí comemos mas mal que bien. El tema de la comida por esta zona deja mucho que desear. No hay tiendas para comprar ni buenos sitios para comer. Solo hay menús muy poco elaborados y ni siquiera te queda el consuelo de comer comida de pueblo. Es como en la ciudades, pero peor.
Después de comer, seguimos camino por los mismos campos, las mismas rectas, los mismo oteros y el inmenso cielo sobre nosotros.
Cuando ya llegamos a Boadilla del Camino, no puedo mas y Mari me deja el Mp3 para oír a Sabina. Tan ensimismada voy que no noto que se me acercan por detrás y Mari me advierte que no siga cantando, que tenemos publico.
Se trata de Félix, que nos ha alcanzado y empieza a hablarnos. Nos sorprende que hable castellano, porque hasta ahora solo había dicho palabras sueltas. Nos cuenta que vive en Madrid pero que es alemán, de Colonia y que ha viajado pro España para buscar un sitio que le gustara para vivir. Viajó unos meses por toda la costa mediterránea, pero como se le acabó el dinero se buscó trabajo.
Charlando con él, llegamos hasta el albergue, donde nos hacemos muchas fotos, ya que se trata de un sitio encantador. En la plaza hay un rollo de Justicia muy bonito. A estos rollos ataban a los que estaban pendientes de juicio para que el pueblo los viera ates de juzgarlos. Mira que si fueran inocentes!!
Ya dentro del albergue, nos quedamos muertos...¡¡¡ que bonito!!!
Y que bien nos reciben los dueños. Eduardo, un chico encantador, superamable y cariñoso con todo el mundo. Nos enseña todo, enciende la chimenea, resuelve dudas, viaja a otro pueblo a buscar una mochila olvidada y todo eso, sin dejar de tener una palabra p un gesto amable. Un encanto.
Y su madre, que además, cocina y pone lavadoras, sirve refrescos y nos informa del tiempo para mañana. Esta gente son los verdaderos cuidadores de la tradición del Camino.
Después de conocerles, te quedan ganas de volver. Esta claro que no todo el mundo es igual, pero ellos te hacen olvidar a esas otras personas tan poco atentas.
Descansamos un rato en el jardín, respiramos la tranquilidad del lugar y cuando de hace la hora, Eduardo y su madre nos ponen una cena reparadora y bien cocinada.
Con tantas atenciones, solo nos faltaba una buena tertulia y también la tuvimos.
En la salita, nos sentamos con Joseba, Lucia y los niños y Félix. La conversación es muy amena y poco a poco se hace la hora de r a descansar.
Esta noche pasamos un poco de frío, ya que quitaron la calefacción y había bajado mucho la temperatura.

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