sábado, 12 de julio de 2008

Etapa 2










Día 23 de Julio de 2007– 2ª etapa
Zubiri - Pamplona

A las 5.00 h suena el despertador ¡¡ Dios!! No nos podemos mover. Javi decide venirse con nosotros. Guay, pero nos da miedo, ya que él no se ha preparado nada. Después del rito de cremitas, calcetines muy bien colocados etc...Nos vamos.
Este día decidimos ir con los dos coches y dejar uno en Pamplona. Con el otro llegamos a Zubiri. Lo primero, el café. Se nos hace tarde casi todos los días, con tanto “cocheteo”, tanto café y tanta vuelta. Somos peregrinos de pacotilla...
Rápidamente empezamos la marcha y nos sorprende que en cada pueblo haya un puente medieval. Todos muy bonitos y bien conservados. ¡¡¡Lo que habrán visto esos puentes!! El mito de la maquina del tiempo aquí se llega a desear: habría dado mi vida por poder ver lo que han visto esos puentes.
El camino discurre al lado del río Arga, entre árboles. Empieza llover y sacamos los chubasqueros.
Menuda pinta tenemos con los chubasqueros, parecemos hobbits!!!
Volvemos a ver a peregrinos del primer día, y ya los saludos son más espontáneos, sin llegar a entablar conversación con nadie. Solo con los de Benifaió hablamos un poco, mas de las dificultades que de otra cosa. Ella sigue, pero va mal. Van a ir a comprar una crema para la lesión.
Me resbalo en una cuesta y me caigo. Afortunadamente no me hago nada, pero el grito se oye en toda la sierra. ¡¡¡Esa mazmi!!! que diría Ana.
Nos sorprende mucho que el camino tenga puertas y más aún que ponga carteles de “cierre por favor”. Es por que el ganado deambula libre por el campo.
Siguen los subi/bajas y así llegamos a Villaba. Es un pueblo moderno y muy poblado, pero el camino entra en él por un puente románico muy bonito. La gente es muy amable y nos indican el camino. Más cruces de peregrinos que han muerto. Curioso.
Muy cansados llegamos a Pamplona, y nos encanta esta ciudad.
Tiene muchos jardines y la entrada del camino está muy cuidada. Entras por las antiguas murallas y disfrutas de unas vistas que evocan otros tiempos.
Hay un puente levadizo muy bien conservado que aún se utiliza.
Buscamos el albergue y firma de credenciales y a por el coche. Pero AY! nos han multado. Era muy temprano y no hemos visto que era zona verde, solo para vecinos. La verdad es que te metes tanto en el papel de peregrino que no piensas en las cosas mundanas
Ya veremos que pasa con esto.
Al llegar a casa, tenemos la comida echa, la cena casi y la cama esperándonos para descansar ¿Qué mas se puede pedir?
Por la tarde, paseo (en coche, jeje) por los pueblos vecinos. Pueblos raros. Nos sentimos observados. No se ve un alma por la calles y sabemos que no somos bien recibidos. Esta zona es conflictiva y deben de estar un poco a la defensiva. Sólo la gente que se dedica al turismo (y no todos) es amables.
Son raros, muy suyos. Estoy segura de que cuando conocen a la gente son estupendos, pero si no conocen, se aíslan.
Volvemos a casa y después de cenar, a dormir.
Nos sabe mal por la nenas, que casi no disfrutamos de ellas, pero llegamos taaaaaaaaan cansados!!!!!!

1 comentario:

L. Gispert dijo...

Estimada amiga Merche: Me ha encantado el relato de vuestro peregrinaje por el Camino de Santiago. Un diario personal ilustrado con alegrías, impresiones, vivencias y el pensamiento envuelto por el hálito mágico y singular del Camino. Con la lectura de tus escritos uno se siente atraido por el Camino y dispuesto a realizarlo. Que tengáis un feliz verano.